La catarata es la pérdida de transparencia del cristalino. El cristalino es la lente natural que hay dentro de ojo que nos permite enfocar la luz proveniente de los objetos en la retina. En condiciones normales, modificando su forma puede realizar este enfoque de los objetos a diferentes distancias.
El cristalino sufre una serie de cambios habitualmente con la edad y otras causas que llevan a la formación de la catarata. Estos cambios pueden ser: la pérdida de transparencia tomando una tonalidad amarillenta y finalmente marrón o blanco, denominándose a esta opacificación catarata. Otro cambio en el cristalino que ocurre con la edad es su pérdida de elasticidad volviéndose cada vez más rígido. Esta rigidez provoca la vista cansada (presbicia) que se traduce en la incapacidad para enfocar de cerca.
Actualmente el tratamiento de la catarata es exclusivamente quirúrgico.
El procedimiento actual más realizado se denomina facoemulsificación, y consiste en reducir en minúsculas trocitos el cristalino mediante ultrasonidos dentro del ojo para poder ser aspirados a través de aperturas del globo ocular cada vez menores que permiten una minimización de riesgos, y una recuperación más rápida de la visión.
La cirugía es sin ingreso y no precisa la oclusión del ojo, realizándose con anestesia local o tópica (gotas en el ojo). No está exenta de riesgos, siendo la infección el riesgo más importante, que se intenta evitar con el uso de antibióticos y antisépticos antes, durante y en el postoperatorio. Afortunadamente las complicaciones son muy infrecuentes dado la gran experiencia que se tiene en esta intervención al ser la cirugía más frecuente en el ámbito oftalmológico.
En los días posteriores a la intervención se puede hacer vida prácticamente normal, con una recuperación visual habitualmente muy rápida, teniendo durante las primeras 24 horas una mejoría considerable que continúa en los primeros días de postoperatorio.